El cáncer de próstata es el más incidente y prevalente en los varones con más de 20.000 casos nuevos anuales.
La mayor parte (90%) de los nuevos diagnósticos corresponden a tumores órgano-confinados, en buena manera debido a que 2 de cada 3 son diagnosticados a raíz de una elevación del PSA en pacientes asintomáticos . De estos, el 70% corresponden a grupos de riesgo bajo o intermedio, lo cual exige una proporcionalidad terapéutica con la finalidad de evitar sobretratamientos, especialmente dada la edad avanzada a la que suelen diagnosticarse. Los tratamientos comúnmente aceptados en estas fases son el seguimiento activo, la prostatectomía radical y la radioterapia (externa o braquiterapia), con diferentes perfiles de efectos adversos asociados, entre los que destacan la disfunción eréctil, la incontinencia urinaria y los problemas intestinales.
Un nuevo paradigma, que permite individualizar el abordaje y reducir los citados efectos secundarios asociados a los tratamientos radicales es la terapia focal, que supone tratar exclusivamente las áreas afectas de un tumor de bajo riesgo o intermedio, previamente caracterizado mediante la resonancia magnética multiparamétrica (RMN mp) y la biopsia dirigida mediante técnicas de fusión de imágenes a tiempo real. Esta aproximación, permite la preservación de las zonas normales de la próstata, minimizando el riesgo de dañar las estructuras neurovasculares y musculares vecinas, de las que dependen importantes funciones, tales como la continencia urinaria y las erecciones, entre otras.
La RMN mp está llamada a jugar un papel decisivo dentro del algoritmo de decisión en pacientes con cáncer de próstata órgano-confinado, más allá del tratamiento focal. Puede ser importante, tanto en la selección y control de pacientes en seguimiento activo como por su capacidad de proporcionar información de gran valor para la planificación de la cirugía radical. La colaboración multidisciplinar estrecha entre urólogos y radiólogos es una condición necesaria para el éxito de este nuevo enfoque’.